sábado, 22 de octubre de 2011


Y qué bueno hubiera sido encontrarnos algún día para entregarnos cuentas de lo andado,

para mirarnos a los ojos por lo menos una vez más en la vida,

y arrancarnos -¿quién sabe?-

las flores que entretanto nos hubieran crecido para el otro en el propio corazón.

Mario Payeras



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